Los modelos virtuosos no aparecen en el primer intento. El poder de las herramientas reside en dos sencillos actos de humildad: la práctica perseverante y el escuchar la opinión de otros.

La práctica se precisa -no sólo por la destreza que genera-, sino porque la cantidad de versiones distintas que se boceten es clave para encontrar un negocio virtuoso. Los modelos de negocio se asemejan a un rompecabezas, un juego que requiere de habilidad y paciencia para combinar de manera correcta determinadas piezas. Pero en vez de buscar recomponer una figura o una imagen conocida, buscamos a través de múltiples intentos crear una desconocida o inexistente, llegando eventualmente a una combinación donde todo encaja de forma consistente.

El escuchar la opinión del otro se precisa porque, sin duda, en la caja de piezas que todos tenemos por nuestros dones, conocimientos y experiencias, no están todas las posibles. Cuantas más cajas estén a nuestro alcance para tomar piezas, mayor será la posibilidad de generar nuevas imágenes -y, por analogía, modelos de negocio disruptivos-.

No se enamoren de su idea, productos o servicios, ¡las empresas del futuro están basadas en modelos de negocio flexibles!

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