Imagina una IA personal, un asistente digital que no sólo comprenda tus preferencias y hábitos, sino que también pueda predecir tus próximas acciones.
Los algoritmos que impulsan estas tecnologías de IA tienen la capacidad de almacenar y aprender de nuestros datos de comportamiento, emocionales y fisiológicos, trazando relaciones inimaginables, encontrando patrones. Pueden monitorear nuestras pulsaciones, leer nuestras emociones a través del reconocimiento de patrones faciales, analizar nuestros ciclos de sueño y mucho más. Con todo este conjunto de datos, la IA puede comenzar a formar predicciones y anticipaciones precisas sobre nuestras acciones y decisiones.
Su capacidad de predecir estará muy por encima de lo que nosotros mismos podemos hacer, con nuestra elevada capacidad de mentirnos, nuestro bajo nivel de auto-conocimiento, la dificultad para mantener nuestros compromisos, las ficciones que nos contamos y nuestras heurísticas.
Comencemos de a poco. Imagina una IA que pueda sugerirte la cena perfecta basada en tu estado de ánimo actual, tus preferencias pasadas y tu estado de salud. O un asistente de negocios que pueda anticipar las tendencias del mercado antes de que sucedan, proyectar escenarios y probabilidades y simular alternativas, ayudándote a tomar decisiones estratégicas.
Con una IA que pueda anticipar las necesidades y deseos de los clientes, las empresas pueden personalizar sus productos y servicios a un grado nunca antes visto. El servicio al cliente puede tornarse más pro-activo que reactivo, anticipando problemas antes de que surjan y ofreciendo soluciones antes de que el cliente siquiera se dé cuenta de que hay un problema.
Debemos estar más que nunca abiertos a aprender y adaptarnos. Mantenernos y mantener a nuestras empresas flexibles.
Nuestro foco debe estar en ofrecer valor a los actores del negocio más allá de nuestros productos, estructuras, marcas, patentes, contratos o cualquier cosa con la que hoy nos identifiquemos.
Nuestra estrategia debe adaptarse ante shocks y cambios, con foco permanente en cómo maximizar ese valor. ¿en qué impacta cada shock al valor que ofrecíamos a los actores? ¿Qué efectividad le suma a competidores o a sustitutos? ¿Qué otras industrias tienen ahora ventajas de resolver los mismos dolores y deseos? ¿Qué otras puertas se abren impulsados por nuestras fortalezas de modelo de negocio?
Debemos tener el coraje de dejar ir lo que ya no funciona y encarar con decisión nuevos caminos. Y nuestra capacidad de análisis es fundamental a la hora de tomar estas decisiones.
La forma de hacer negocios ha cambiado por completo. Debemos explotar lo que da caja hoy mientras exploramos el futuro de forma permanente. La capacidad de innovación y experimentación combinada con una ejecución eficiente de lo que hoy funciona es clave.
El ejemplo de la IA predictiva, con su capacidad para anticipar nuestro comportamiento, abre una ventana a proyectar un futuro muy distinto y que se acerca rápidamente. Un futuro que se configurará entre las decisiones de billones de individuos cada vez más poderosos a través del acceso a co-crear múltiples tecnologías exponenciales que avanzan en paralelo a la IA. Un futuro que nos invita a tomar decisiones hoy y cambiar la forma de organizarnos y gestionar.
Te llevo un paso más adelante. Imagina ahora una IA centralizada con acceso a esas IA personales que coordine la economía.
Que elimine las asimetrías de información. Que elimine la necesidad de hacer negocios y probablemente el dinero. Incluso las desigualdades.
Imagina un mundo donde el ser humano ya no se enfoque en el trabajo, la supervivencia, la producción y la acumulación. Un mundo de abundancia.
¿Cómo será nuestra vida? ¿nuestras relaciones? ¿nuestros intereses? ¿nuestras pasiones?
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