Los estudios sostienen que 70% de los equipos corporativos no entienden a sus CEOs cuando hablan de estrategia. La explicación es clara y surge de otros estudios: la gran mayoría de los ejecutivos no saben formular y comunicar su estrategia.
Cada autor tiene su propia definición, cada Universidad enseña el tema de una manera diferente. Recurrentemente el problema es el mismo, nos perdemos en la complejidad y perdemos lo esencial y lo poderoso de los conceptos.
Propongo entonces definir la estrategia de forma concreta y accionable como las actividades que decidimos a hacer o no hacer para alcanzar un resultado.
Se trata sobre todo de elecciones, de trade-offs.
En cualquier área de la vida y los negocios, ser los mejores en todo aumenta el esfuerzo, los costos y es absolutamente inefectivo.
Aunque contraintuitivo para nuestra formación orientada a la eficiencia y el "perfeccionismo", debemos elegir en qué actividades nos vamos a diferenciar y sobre todo, cuáles no haremos, o a las que les dedicaremos el mínimo esfuerzo.
¿Cuál es el punto de partida para formular una estrategia ganadora? Los deseos y las necesidades del resto de los actores. Todo tiene al final que ver con las personas y los actores deben estar en el centro como fuente de información.
Entender a las personas con las que interactuamos, conocer a fondo a los actores y clientes, nos permite brindar soluciones maravillosas desde su punto de vista, que sean sencillas en su generación y de bajo costo, pero que generen alto valor y en consiguiente altos márgenes para nosotros.
Una estrategia simple, con foco y actividades bien definidas, que sepa decir NO y sea hoy más que nunca flexible, suele ser el inicio de los grandes éxitos.