¿Hacia una economía dirigida por la Inteligencia artificial?

por Francisco Santolo

En artículos previos he explorado el papel de la inteligencia artificial (IA) en la comprensión de nuestro comportamiento, la anticipación de nuestras acciones y la simulación de escenarios futuros en el mundo de los negocios.

¿Hacia una economía dirigida por la Inteligencia artificial?

En este tercer artículo de la serie, nos embarcamos en un viaje al futuro donde la IA tiene el potencial de coordinar la producción y distribución de bienes, entregándonos lo que necesitamos incluso antes de que sepamos que lo necesitamos.

En este escenario, la IA podría utilizar sus capacidades de análisis y predicción para optimizar la cadena de producción y distribución. Al analizar patrones de consumo, tendencias de mercado, y variables ambientales, e incluso contar con información de las IA personales de los individuos, la IA podría prever qué productos se necesitarán, cuándo y dónde, y organizar su producción y entrega de manera eficiente. La IA podría, en teoría, anticiparse a nuestras necesidades y deseos y garantizar que los productos y servicios adecuados nos lleguen justo cuando los necesitamos.

¿Es esto plausible? Con los avances en la tecnología de IA, este escenario ya no parece tan lejano. Los algoritmos de IA ya están siendo utilizados para optimizar la gestión de inventarios, la logística y la producción en varios sectores. Con el tiempo, estas capacidades sólo aumentarán, y la IA podría eventualmente asumir un papel aún más central en la coordinación de la producción y distribución.

Entonces, ¿dónde nos deja esto a nosotros, los seres humanos? Una opción es en el rol de creadores, directores de iniciativas o en tareas que requieran nuestras habilidades interpersonales. En lugar de estar atrapados en la logística de la producción y distribución, podríamos centrarnos en diseñar productos y servicios innovadores, mejorar la experiencia del cliente, y tomar decisiones estratégicas.

Otra opción por la que me inclino es que finalmente abandonemos la obsesión por el trabajo y producción (previamente una necesidad) y en un mundo de abundancia, habiendo resuelto ya los problemas de desigualdad, nos dediquemos a explorar actividades más elevadas (espirituales, artísticas, creativas, relacionales, emocionales, recreacionales).

Este futuro promete una optimización y eficiencia sin precedentes en el mundo de los negocios. Sin embargo, también nos reta a reconsiderar nuestro rol y a encontrar nuevas formas de aportar valor. En este viaje hacia el futuro, debemos seguir cuestionando, aprendiendo y adaptándonos para asegurar que maximizamos el bienestar y prosperamos en este nuevo mundo.

Otros artículos de Francisco Santolo