Las tensiones entre áreas, ventas y logística, marketing y finanzas, marketing y ventas, ventas y finanzas, recursos humanos y finanzas, investigación y finanzas o producción, no sólo son normales sino que pueden ser decisivas para que las corporaciones tengan éxito.
En una organización bien gestionada, son el resultado natural de los puntos de vista complementarios, y el deseo de sobresalir, partiendo de información diferente, conocimientos e incentivos.
Intenta mantener la política en suspenso, diseña los esquemas de incentivos de colaboración adecuados, convoca a tener conversaciones abiertas, incita a todos a pensar como propietarios, trabaja en una cultura que celebre tanto la autonomía como las relaciones y que no condene los errores o que permita señalar con el dedo como una salida natural.
Promueve una forma de trabajo ágil donde las tensiones no conduzcan a la angustia, al resentimiento o a la división, sino a discusiones efectivas y productivas, al éxito y al aprendizaje continuo.
Como empleado corporativo que sufre esto a diario, es importante entender claramente este concepto y cómo se puede convertir una de las cosas más dañinas de las corporaciones en una poderosa fuente de crecimiento y creatividad.